Nuestra Sra. de Madrid

En la iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, tan cerca del Hospital Gregorio Marañón, que en ocasiones se confunde como su capilla, se encuentra la imagen de Nuestra Señora de Madrid, talla del siglo XVI de aspecto apacible, muy bien tratada por el tiempo, y con una azarosa vida que trataremos de narrar.
Se encuentra en este templo desde hace unos años y fue trasladada aquí desde el Hospital General, ese enorme casón que aglutinó todas las disciplinas medicas y sirvió durante muchos años como facultad de medicina. La imagen es propiedad de la Comunidad de Madrid y se trata de una talla en madera policromada que consta de cara, brazos y manos, sobre un armazón de madera donde se sujetan vestidos y manto, los brazos son articulados y desde el interior del armazón puede conseguirse que realicen unos sencillos movimientos y mas o menos a la altura del regazo, se sujeta un niño Jesús de la misma época, dando la impresión que esta apoyado en las manos de la imagen. El conjunto en la actualidad tiene una altura estimada, de ciento cincuenta centímetros, pero con el armazón mas grande la imagen podía llegar a tener mas altura.
En la iglesia, reparten unas sencillas estampas, con una oración del siglo XVIII, donde se hace referencia a su azaroso recorrido hasta llegar a nuestros días.
La historia rocambolesca de esta virgen comienza, cuando en la segunda mitad el siglo XVI, siendo ya Madrid Corte por deseo expreso de Felipe II, es robada de una ermita de Toledo y trasladada hasta la gran mancebía que prestaba sus servicios en la calle del Carmen. La talla, con otras vestiduras, por supuesto, era utilizada como reclamo móvil en la fachada del comercio y un hombrecillo desde su interior la zarandeaba, para conseguir un movimiento que llamara la atención de los viandantes.
Allí la encontró el Venerable Padre, Bernardino de Obregón, en una de sus rondas nocturnas, en las que imploraba caridad a unos y mitigaba el hambre a otros, con sopa caliente y huevos duros. El Padre Bernardino, intuía que aquel reclamo del Merchandising de pasados siglos, no era una insulsa marioneta y trato varias veces de convencer a los rufianes que regentaban el lugar para que le vendieran el artilugio. Sin conseguirlo y dado su impetuoso carácter, denunció el hecho a la Inquisición, que investigó el caso, puso a buen recaudo a los rufianes proxenetas y en fuga a sus pupilas, recogió la imagen la consagró de nuevo y le dio mas digna representación.
La imagen fue venerada en un principio en el Hospital de Convalecientes, donde también recibió sepultura, en 1598, el Padre BernardinoEn 1621 se traslada el cuerpo del Venerable y la imagen al Hospital General, siendo presidido el acto por el mismísimo Felipe IV y desde esa fecha presidió Nuestra Señora de Madrid la capilla del hospital, siendo una buena intercesora entre el dolor de los enfermos, las plegarias de los familiares y el Altísimo, además de testigo inmutable de innumerables bodas de médicos y sanitarios.
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