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Historia de Madrid

4º Relación entre la Reina Maria Luisa y Godoy

4º Relación entre la Reina Maria Luisa y Godoy

El 16 de enero de 1791, el favorito de la reina es nombrado ayudante general de los guardias de Corps, cuando contaba 26 años de edad, dieciocho días mas tarde ya era Mariscal de Campo, al principio de verano Teniente General de los Ejércitos Reales y Sargento Mayor de los Guardias el 16 de julio de 1971, recibió la gran cruz de Carlos III, le fue concedido el titulo de Marques de Alcudia, junto con la propiedad del Valle de Alcudia y el 22 de Abril de 1792  adquirió el titulo de Duque que conservo hasta 1795. 

En 1971 la reina esta a punto de alcanzar la cuarentena, durante los diez primeros años de su matrimonio había tenido hijos, pero a partir de 1775 el ritmo de nacimientos se acelero y en 1791 nace el undécimo de sus hijos, la infanta Maria Isabel, de innegable parecido a Godoy que junto al infante Francisco de Paula se consideran hijos del joven guardia de Corps.  

La pasión desatada entre la reina y Godoy fue mas que un pasajero enamoramiento entre un joven de 22 años y la madura esposa de Carlos IV.  Ella supo ver en él, la posibilidad de influir en las decisiones políticas, ya que desde la coronación de su marido como Carlos IV, el monarca deposito en ella el peso de las decisiones de la Corona y ella necesitaba un valido fuerte para que hiciera realidad  sus intereses políticos, que llego a la cumbre al conseguir que Godoy fuera el sustituto de Aranda en las decisiones políticas del Reino. En la noche del 15 de noviembre de 1792, Aranda  fue amablemente destituido por la Reina como, Primer Ministro aduciendo problemas de edad y la necesidad que tenia de descansar, todo ello en presencia de Godoy.  

La pasión dejo paso a un gran afecto entre ambos amantes que dura hasta los últimos años de la vida de Maria Luisa de Parma, la Reina se hace cargo de la hija de Godoy y la Condesa de Chinchón y toma bajo su protección a su amante Pepita; hay una abundante  literatura epistolar en la que se entremezclan lazos entre sus amores y los de Godoy con sus otras amantes. 

Confiscación de bienes de la Duquesa de Alba por la Reina Maria Luisa 

La Duquesa de Alba, muere en extrañas circunstancias, después de comer un helado, realizado con hielo, procedente de los “neveros” de la calle Fuencarral, el 23 de Julio de 1802. 

Felix del Campo y Quintano, coadjutor de la Parroquia de San José, certifico en el libro 6º, folio 59, que la Duquesa había otorgado testamento cerrado el 16 de Febrero de 1797, en la población andaluza de Sanlucas de Barrameda, en el cual después de citar el reparto de sus bienes, indica su deseo de ser enterrada con la mayor discreción; cosa que se realiza el día 27 del mismo mes y por la noche. 

La reina Maria Luisa, al enterarse de su fallecimiento y estando aun insepulto sus restos mortales, tramita una Real Orden al Alcalde del “cuartel” donde murió la duquesa, para que se realice inventario de sus bienes y se incauten con el fin de proteger una demanda de la Hacienda Real. No prospera la Orden, pero según Ezquerra el día 25 de Julio, solicita al juez de la testamentaria José Navarro Vidal ver las alhajas, perlas y brillantes de la difunta, lo que con la confirmación del ministro de Gracia y Justicia, Ceballos, se lleva a efecto y Maria Luisa se adjudica a un precio vil, una serie de estas impresionantes Joyas, El 3 de agosto del mismo año Carlos IV compra el palacete de la Moncloa a un precio también muy bajo  y el ayuntamiento de Madrid se queda  con el Palacio de Buenavista, pagando una irrisoria cantidad a la testamentaria de la Duquesa, el Palacio es regalado después a Godoy. 

Con estas maniobras la documentación confidencial de la Duquesa, pasa a manos de la familia real y de su fiel Godoy, quedando hurtada a estudios posteriores, así como una serie de bienes privados y entre ellos una colección de pinturas que aparecen mas tarde inventariadas en las confiscaciones que se realizan a Godoy, sin poderse determinar si precedían de las pertenecientes a la Duquesa de Alba o son procedentes de otras compras o encargos propios y esto dá lugar a dudas sobre si las Majas alguna vez estuvieron en poder de la Duquesa de Alba. 

Otro rumor popular, dentro de la mas pura tradición española era, que la muerte le sobrevino por un envenenamiento ordenado realizar por la Reina Maria Luisa, esposa de Carlos IV, cuyas desavenencias con la Duquesa eran muy bien conocidas y comentadas en el mentidero de las escalinatas de San Felipe Neri, este rumor dio el argumento de la obra Voleverunt del escritor uruguayo Antonio Larreta 

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